HyperCell

Hace unas semanas me encontré con una noticia que me llamó la atención, un ladrillo robótico que piensa y se mueve. Se trata de un proyecto llevado a cabo por el estudio de arquitectura Londinense AA DRL, enfocado al descubrimiento y la innovación en la arquitectura y el urbanismo.
HyperCell, así es como se llama la innovadora célula robótica, puede desplazarse por el entorno, analizar la información disponible y comunicarse con otras semejantes para tomar decisiones, tanto individuales como colectivas, y así formar estructuras.
Esta capacidad de comunicación entre individuos confiere a las estructuras la habilidad de recalcular y modificar su constitución a tiempo real, otorgándole al sistema una tremenda adaptabilidad al entorno. Los desarrolladores apuntan que incluso podrían detectar otras necesidades en la ciudad y movilizarse por voluntad propia para reforzar otras colonias. ¿No es increíble? Aunque a decir verdad, me recordó a los pequeños robots que aparecen en la película Big Hero 6... Bien, ahora que conocemos esta maravilla, me apetece hacer una crítica constructiva.

Lo primero, desde mi punto de vista, los edificios no necesitan semejante dinamismo durante su vida útil. Las cargas y su estructura no tiene una necesidad de cambio tan grande, por ello me parece totalmente innecesario utilizar éstos «ladrillos» (denominación que no considero adecuada) en la construcción de viviendas. Por otro lado, creo que el tema de que se desplacen solos por la ciudad es ciencia ficción, sin embargo se le puede sacar bastante partido y lo trataré mas adelante.

Otro defecto que admiten los creadores, es que no tienen ninguna capacidad de proteger las edificaciones de las inclemencias del tiempo; ni es impermeable ni es aislante. Es lógico que éstos problemas no hayan sido abordados aún, pero a mí se me ocurre que podrían diseñarse robots específicos que tengan la capacidad de soportar elementos de cerramiento, con fijaciones mecánicas o incluso magnéticas (así es como se atraen unos a otros).
Si valoramos los avances que HyperCell trae consigo, que piensen y se muevan por sí mismas es simple y llanamente alucinante. Ni qué decir tiene que si pueden tomar decisiones a partir de unos datos de partida, sus posibilidades aumentan exponencialmente. Podrían ser increíblemente útiles en construcciones efímeras como recintos para espectáculos y mobiliario urbano. Otras de sus potenciales aplicaciones serían las construcciones de emergencia tras grandes catástofres naturales como terremotos, tsunamis y tornados, o incluso humanas, como las guerras.
A la hora de aplicarlo al ámbito de la edificación, tal y cómo la conocemos hoy en día, deberíamos formularnos las siguientes preguntas: ¿Qué momento en la vida de un edificio es el más cambiante? Su construcción. ¿Y qué estructuras son las más efímeras? Sin duda, los medios auxiliares. Por ello encuentro en el montaje de andamios, encofrados, protecciones colectivas y otros medios auxiliares una posible (no sé si viable económicamente) aplicación para estos pequeños robots, ya que ahorrarían tiempo y costes mano de obra a la hora de su montaje y desmontaje. Sólamente habría que dejarlos en el solar para que ellos mismos se fuesen disponiendo donde sea mas conveniente en cada fase de construccion. Aunque esto también parece un poco de ciencia ficción…
En conclusión, se sabe muy poco de sus aplicaciones y por lo tanto es casi imposible augurarle un futuro exitoso a HyperCell. De lo que no cabe duda es de que supone un gran avance tecnológico que puede aportar grandes cosas a la arquitectura. Seguiré pendiente de los nuevos proyectos de este estudio y no descarto recopilar algunas de las innovaciones más llamativas en futuras entradas. ¡Hasta otra!