Inercia térmica

La inercia térmica juega un papel muy importante a la hora de alcanzar y mantener las condiciones de confort en un edificio. Las edificaciones con una gran inercia térmica mantienen la temperatura interior más estable, mejorando la eficiencia energética.
Esta estrategia bioclimática funciona mediante el intercambio energético con el ambiente, como un gran almacén de energía, evitando los picos de temperatura y generando así mayor confort. Esta propiedad depende de la masa, del calor específico de los materiales y del coeficiente de conductividad térmica.

En invierno, el calor que aportemos a la casa quedará almacenado en los muros de gran inercia térmica, por ejemplo; de tierra. Por la noche, éstos cederán la energía absorbida, amortiguando la caída de temperatura.

Muro con gran espesor e inercia térmica
En verano, el proceso sería inverso. Durante la noche habría que liberar la energía atrapada en estos muros ventilando la vivienda, para que durante el día absorban el calor generado en la casa dando sensación de frescor.